Actividades para personas mayores: Reminiscencia

¿Qué entendemos por reminiscencia?

Probablemente conozcamos muchas definiciones que nos hablan del término reminiscencia. Según nuestra experiencia con personas mayores, nos es útil trabajar a partir de la definición del doctor Peña-Casanova: “La reminiscencia constituye el recuerdo sistemático de memorias antiguas: recordar hechos personales en toda su amplitud, ruidos, olores, imágenes, emociones. Es una manera de activar el pasado personal”.PEÑA-CASANOVA, J. Malaltia d'Alzheimer. Del diagnòstic a la teràpia: conceptes i fets. Barcelona: Fundació La Caixa, 1999.

Os invitamos a que os detengáis un momento y a que hagáis un pequeño ejercicio con nosotros: situaros en la época de escuela… estáis en clase; intentad recordar el material que tenéis en el aula, por ejemplo, la pizarra, el mapa, los colgadores… Ahora mirad qué tenéis encima de vuestro pupitre: un libro, una goma, unos lápices decolores, una libreta de espiral… Ahora intentad recordar cuál vuestro compañero o compañera de pupitre: el nombre, la cara… Y ahora, el resto de compañeros… y el maestro o la maestra. Incluso podéis escuchar los ruidos de fondo: en el pasillo, la calle, el patio… Y los olores, ¿los recordáis?.

A cada persona, según su propia historia de vida, recordar una escena como ésta puede llevarla a vivir ciertas emociones e, incluso, a situarse perfectamente en aquella situación.

Ya habéis experimentado qué significa activar el pasado personal.

¿Para qué sirve trabajar la reminiscencia?

Si cogemos diferentes autores como Webster (1988), Botella (1992) o Cantinero (1963), podremos dar respuesta a esta pregunta; todos coinciden en lo siguiente:

La reminiscencia da significado a los recuerdos y a las propias experiencias. Las personas mayores con las que trabajamos tienen muchos recuerdos que van surgiendo a medida que las vamos conociendo, pero nuestra tarea como profesionales se basa en poder facilitar estímulos para activar estos recuerdos. Por ejemplo, el hecho de ver una fotografía de una niña vestida de primera comunión se puede enlazar con recuerdos propios de cada persona que incluyen a la familia, la manera de vestir, el lugar, el ritual, etc.

La reminiscencia es siempre un proceso dinámico en que las personas van construyendo a medida que van explicando o recordando; por lo tanto, es una cadena de hechos, narraciones, imágenes, referentes… Eso se traduce en el hecho de que unos acontecimientos evocan otros, y que se dan muchas conexiones entre las personas y sus recuerdos.

La reminiscencia nos puede ayudar a dar valor, a dar sentido, a hacer nuevas lecturas de realidades que quizás han sido distorsionadas por nosotros mismos o por otras personas.

Fijaos que podríamos decir que la reminiscencia es una parte natural, innata, de la vida de las personas, pensad sino en alguna comida familiar en la que os encontréis con vuestros primos, hermanos, abuelos, etc. y empecéis a hablar de las cosas que os traían los Reyes… veréis como enseguida la conversación se anima. Seguro que os lo pasáis muy bien explicando anécdotas, recuerdos, detalles a la vez que reforzáis el vínculo con vuestros familiares…

Seguramente, la festividad de Reyes es uno hecho común en la vida de muchas personas.

A nosotros los Reyes nos trajeron un spirograph. ¿Os acordáis? ¿Qué era? Seguramente recordaréis los dibujos que se podían hacer.

Trabajar la reminiscencia con personas mayores

Hasta ahora hemos intentado acercaros a la reminiscencia desde la práctica. A continuación os queremos ofrecer algunas pinceladas de actividades que se pueden realizar con personas mayores.

Antes de empezar, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Tenemos que pensar en actividades que tengan sentido para las personas a las que atendemos; tienen que estar adaptadas a sus capacidades y hacer referencia al entorno en el que han vivido.
  • Debemos utilizar material que no infantilice, recursos que hagan referencia a cosas conocidas, a familiares, que hayan utilizado…
  • Hay que facilitar al máximo las relaciones interpersonales, crear vínculos, escuchar, dar tiempo, observar…
  • Tenemos que evitar actividades que creen ansiedad, angustia, o que dejen a las personas fuera del grupo.
  • Nuestras programaciones tienen que ser flexibles y adaptadas y deben poderse modificar en cualquier momento; el propio grupo de personas mayores debe ser el que marque el ritmo.

Propuestas

Podemos trabajar bloques de actividades como:

  • Historias de vida
    Proponemos las historias de vida como un modelo de trabajo donde cada persona, a través de su biografía, puede ir recuperando nombres, personas, lugares, etc. Además, ayudan a compartir historias comunes.
  • Mantenimiento de la memoria
    La memoria se trabaja desde los sentidos: olfato, vista, tacto, gusto y oído, y se ponen en juego texturas, olores, objetos, fotografías… Imaginaos poder trabajar olores de frutas, de jabones, de flores, de perfumes…
  • Talleres temáticos
    Se trata de crear agrupaciones temáticas que tengan que ver con momentos de la vida de las personas: la vida laboral, la cocina, los oficios, las tradiciones y fiestas, etc.
  • Actividades lúdicas
    Recuperar fiestas que tienen lugar a lo largo del año y adaptarlas a la época en que han vivido las personas a las que atendemos: volver a utilizar las bolsas de papel para la Castanyada (fiesta de Todos los Santos), confeccionar libretos de baile para la Fiesta Mayor, utilizar monedas antiguas durante unos días, etc.
  • Teatro de reminiscencia
    A través de la propia experiencia, construir fragmentos de teatro que enlacen con momentos de la vida, con situaciones; se pueden representar fragmentos de vida donde aparezcan escenarios: el mercado, los oficios, etc.
  • Actividades de psicoestimulación
    Con las personas que sufren alguna enfermedad como demencias, accidentes vasculares, Alzheimer, etc. hay que realizar actividades que mantengan sus capacidades cognitivas, de reconocimiento y de atención como, por ejemplo, escuchar su música.

Descubriendo resultados

Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que trabajar la reminiscencia ha sido un descubrimiento con muchos resultados no sólo para las personas atendidas, sino también para nosotros como profesionales.

Hemos constatado lo siguiente:

  • Las personas mayores mejoran su autoestima, porque las hemos acompañado a establecer contacto con momentos de su vida -cuando eran niños, con los padres- en los que se sentían jóvenes. Hemos roto su anonimato.
  • La reminiscencia dignifica la etapa de la vejez, puesto que se aleja del estereotipo según el cual ser mayor significa no saber hacer, decir, pensar, tener iniciativa, gestionar, ser creativo. Permite vivir la vejez como un derecho de ciudadanía.
  • Hemos visto que las personas mayores refuerzan el sentido de pertenencia a toda una historia colectiva, a la que se añaden otras historias. Todo esto confiere un sentido de pertenencia a la realidad, sin quedar al margen.

Todo lo que hemos intentado explicar de manera esquemática nos confirma que las personas mayores tienen que ser generadoras de recuerdos; por lo tanto, deben ser protagonistas de las actividades que nosotros les proponemos.

Nuestro encargo como educadores y educadoras deberá ser siempre aprender a comunicar las historias de los otros y con ellas ser capaces de seducir a los observadores.

Si deseáis seguir leyendo sobre nuestra experiencia, podéis consultar:
ESCODA, V.; LAÍN, C.; MORÉ, M. “Treballant històries de vida. Els records a través de la memòria de les persones grans”. En Quaderns socials de formació, núm. 14. Barcelona: Càritas, 2003.